Tormenta inminente

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https://www.youtube.com/watch?v=4C2K889u_90

Edvard se halla hospedado en el hostal/posada "Tabla de Madera" en plena plaza mayor de Dhakos, capital de Jharkor. Allí, cada doce días aproximadamente escucha los informes que le trae su "contactado" entre las tripulaciones del continente sur que abastecen el emplazamiento de Dhoz-Kham, entre las bárbaras tierras de Oin y Yu. Edvard paga a Carlo, marino filkariano que de todo se informa y en casi todo lo que puede toma parte para que le traiga información de primera mano sobre la crisis que acontece en la citada plaza. Carlo podría, con un aumento de sus estipendios mediante, influir un poco incluso en lo que se habla, se dice y comenta entre sus iguales, pero más que nada, velando por su cuello, se dedica básicamente a informar al melnibonés Edvard sobre todo lo que éste le pregunta.
Según Carlo, la plaza de Dhoz Kham ha dejado de servir como fuente de suministros hacia los reinos jóvenes en todas las materias primas que desde allí se exportaban, al igual que la ciudadela es ineficaz ahora mismo como punta de lanza de expediciones y exploraciones en las bárbaras tierras de Oin y Yu. Tanto los nativos (yuritas y oinitas) se niegan a salir de la ciudadela fortificada como los extranjeros que explotan Dhoz-Kham no se atreven a dejar sus murallas sin protección ni porteadores. Ritmos extraños retumban desde las junglas circundantes a la ciudadela y el viento cambia, dicen las gentes, cada vez más asustadas, que padecen al parecer, tanto fiebres como pesadillas sin fín. Los filkarianos apostados en Dhoz Kham han dejado la plaza por ahora pero han acudido a su país al parecer para reclamar refuerzos, no se sabe si con el objetivo de reforzar la plaza o si para adentrarse en la jungla. Los vilmirianos se han retirado definitivamente de sus posesiones en Dhoz Kham no sin antes vender a precio irrisorio sus tiendas y puestos a la Isla de las Ciudades Púrpura, que encabezada por la audaz Cailen Banceus, apoyada a su vez por Oboke, líder local, no sólo resiste e incrementa su representación nacional si no que no informa ni pide ayuda a su patria por ahora. Sabiendo todo ésto, Edvard paga de nuevo a Carlo, quien partirá en breve de nuevo hacia la ciudadela no sin antes hacer una pequeña escala en Raschil, Filkhar, donde podrá informarse, quizá, de hasta qué punto piden ayuda los filkarianos interesados en la plaza de Dhoz Kham y de si obtiene respuesta. Carlo no volverá hasta mínimo doce días y tras cobrar la plata prometida por el melnibonés se retira. Cuando Carlo sale, Edvard se queda entre abstraído y seducido por el vibrante mundo de Jharkor y de los reinos jóvenes en general. Con gran necesidad interior de liberarse de todo, Edvard parte, llegado el crepúsculo, hacia el templo de la "Escalera de escamas", gran templo subterráneo de Dhakos que goza en los días de la partida de gran éxito entre los acólitos de Haaashaastaak (y otros no tan religiosos) de la ciudad.
Allí, entre su altanería melnibonesa, su conflicto interior y su verdadera necesidad de liberarse (el "mono" es para seres inferiores) Edvard no llega solo a probar "el veneno de Haaashaastaak" con el riesgo para su vida que ello conlleva sino que va mucho más allá, bebiendo el doble de lo recomendado para cualquier hombre robusto. Nuestro querido Edvard no muere, pero sufre una grave intoxicación que lo llevará a vagar por el puerto de madera de Dhakos, en busca de Arioch sabe qué.

Ugo:
Ugo se despierta, lamido por Can. Ugo se levanta, con ganas de mear. Can se caga, y justo cuando termina, se queja de dolor. (Cosas del Caos, sin duda) Ugo bebe buena cerveza negra, a temperatura ambiente, que está bien buena así, y sobre las 14:15 supervisa el estado de sus "lechugas de sangre". Las lechugas están de \"mujer de vida alegre profesional\" madre y va llegando el momento de que de la "luz quieta amarilla" salgan las babosas brillantes que deben "bañar" e inyectar su sustancia en las "lechugas de sangre brillantes" de Ugo. Ugo espera y escucha, y las babosas salen. Van saliendo y Ugo las va moviendo, tirándolas con la mano y "canalizándolas" con un par de palos. Las babosas cumplen su cometido y las lechugas de sangre brillantes de Ugo quedan en efecto, brillantes y apetitosas. Pero Ugo tiene hambre y toca probar a cazar algo, si hay suerte. Y la suerte acompaña. Usando dos chorizos cebolleros ya en un estado más que regular, Ugo caza "patas largas", "patas largas" muy grandes, además, que surgen de la "luz roja quieta" que Ugo tiene entre campo y campo de lechugas de sangre. Con unos cuantos latigazos encima pero cargado de ricas y gordas patas largas, Ugo se retira a su choza, y llega la hora de ir a buscar agua potable a la villa de Cuernoculo, que está a unos siete kilómetros. En esa tesitura, a Ugo se le ocurre que llevando un cubo trae bastante agua para sí mismo, pero que si adquiriese o cambiase algo por un segundo cubo, traería el doble. Cargando una porción de patas largas en su carretilla y tomando un puñado de dineros, Ugo se dispone a partir hacia Cuernoculo. El día ha sido estupendo. Las lechugas están bien, han salido muchas babosas y las patas largas son gordas y ricas.

Dyra:
Dyra, iniciada del templo Zanath en Dhakos inspecciona como sólo ella puede hacerlo lo que para otros no tiene ningún sentido. Dyra (¡no es que se lo haya planteado, es que ya no puede parar de hacerlo!) cree haber descubierto una lengua escrita en lo que antes eran "marcas", "cortes, puntos y jeroglífico" en las láminas de dúctil metal que cierto pueblo olvidado dejó como vano legado. Tras cuatro horas de inspección en una postura tan incómoda como ignorada por la hiper concentrada Dyra, Arístamo (sacerdote de Arkyn) entra y hace comprender a la iniciada que tantas horas sin parar de estudiar como lo hace puede ser perjudicial para su salud. Tras convencer a Dyra de que se distraiga en su compañía elaborando ricos dulces de merengue que el templo Zanath vende en el mercado, comenta a la iniciada que algo pasa en la corte, en las altas instancias... Que nadie sabe exactamente lo que pasa pero que de un tiempo a esta parte (una semana o dos) están buscando entre los archivos históricos y legendarios, moviendo a los intelectuales de uno y otro templo y congregación... Que se ha generado un gran interés con respecto a todo lo que rodea a la terrible y en parte mítica figura de Valdak el terrible, cuatro siglos antes nigromante de gran poder en las tierras circundantes de Sequaloris y que llegó a fundar su propia "ciudad", aunque ésta duró poco. Entre las muchas leyendas y documentos que hablan de Valdak se dice que quiso unirse o que se unió con un... "¿demonio"? Y otra serie de lindezas que se quedan en acertijo muchas de ellas por lo complicado de la traducción que hasta hoy mismo no podía realizarse del todo y porque la realidad, al haber pasado cuatro siglos, se mezcla con la ficción. Tras haberlo hablado todo con Dissam, gran maestro del templo Zanath (que resulta tener la solución matemático-pictórica que necesitaba Dyra para encajar sus "símbolos traducidos") se le encomienda a Dyra, tras aceptar ésta, la tarea de partir hacia Sequaloris para investigar, tanto en su gran biblioteca-templo como en las gentes y tierras de la región todo lo que se pueda saber sobre el pasado y el significado de lo que pudo haber dejado tras sí el temible Valdak, nigromante del pasado. Dyra debe partir pues, como un viajero más, con un distintivo del propio gran maestro pero sin llamar excesívamente la atención y lo hará sin que el templo Zanath declare ante nadie que participa en la investigación. Al encontrarse ante una tarea tan nueva, excitante y misteriosa, la hasta ahora un tanto enclaustrada Dyra sale del templo y da un largo paseo de noche, yendo a respirar el perfume de las algas que se mezclan con los mástiles embreados que forman parte del puerto de Dhakos. Allí, poco antes de retirarse, se encuentra con algo que jamás se esperaría: Se encuentra con un Edvard en alto estado de intoxicación... Edvard, ante su presencia y tras una extraña presentación, besa el suelo (todo un caballero).
Ron Theoran:
Ron, hijo de Reed, miembro de una familia por todos conocida en Menii, capital de las ciudades púrpura pero que no vive quizá sus mejores momentos (al menos en la rama de Ron) se cita en el segundo nivel de la pirámide dorada de Goldar con Ober Clein, comerciante de cosas limpias y de otras cosas que se limpian o que no solo no limpian quizá... Pero que medra, y presionado por su madre, se compromete con éste a casarse con su hija Mecla, a la que declara (con genial honestidad) no amar. Ober Clein, que no es precisamente un hombre encantador, dice dudar de la "hombría y capacidad" de Ron, y le propone participar en cierta expedición que en breve, muy en breve, se va a realizar. Ron, con dos trozos de rico queso triangular del que importa su padre, acepta participar en la expedición, aún sin saber a ni a dónde ni exactamente con qué fin. Ober disimula su impresión y el acuerdo (de palabra, al menos) se sella. Cuando Ron regrese, Ober deberá tener clara la impresión de la hombría y capacidad de Ron. Ron deja pues, la pirámide dorada de Goldar, escrutado por la mirada de su hermano Vir y se dispone a embarcarse al día siguiente en el "Delfín dorado", capitaneado por Marris de Gondolermer. El "Delfín dorado", aunque es información confidencial se dirige (cosa que ahora Ron sí sabe)... A la isla del Hechicero.

La canción que comentaba sobre Elric y Tormentosa (Estormbrinller para los amigos)

Un saludo para Ron, de parte de los colegas:

https://www.youtube.com/watch?v=uB24Va7YiwM

Dyra de Dhakos, regreso y partida:

Dyra, del templo Zanath regresó a casa. Pero ni ella era la misma persona ni su casa era el mismo lugar. Por orden y poder del autodenominado como “Bufón del Caos”, el temible Balo, Dyra regresó al mismo cuarto en el templo Zanath de Dhakos en el que se había criado desde la más temprana de las edades. La magia del Caos que el bufón usó para transportar a la joven hechicera desde un lado del país hasta otro quedó impresa en la carne de Dyra en la forma de una runa de invocación o foco en el escamado relieve de una nueva carne, carne reptiliana que “recompuso” la maltrecha pierna de Dyra permitiéndole no quedar coja, si bien su pierna, su cuerpo, ya no sea quizá el mismo...
Balo preguntó a Dyra antes de transportarla: “Elige entre dos posibilidades que te ofrezco: O te saco de aquí o te inlflinjo un castigo que no imaginas” y Dyra eligió la que a priori parecía la peor de las respuestas: Eligió un castigo inimaginable; ¿será ésto lo que ahora padece con esa nueva carne en su cuerpo?

Tampoco el templo Zanath era el mismo. Quizá Jharkor entero había cambiando tanto como Dyra tras su viaje y regreso... Quizá la marca reptiliana en el cuerpo de Dyra era representada por la cada vez más poderosa figura de Theleb K´Aarna en el reino. La magia, su conocimiento y su acceso entre la gente se había “liberalizado”, permitiendo algo hasta ahora prohibido: Que los templos pudiesen acceder a sus grimorios entre sí sin mediar pago ni protección y que cualquier civil pudiese acceder al conocimiento de la hechicería con una libertad sin parangón hasta entonces. Todo hechizo, todo poderoso grimorio tanto de colección estatal como regional podría ser a partir de entonces accesible, y Jharkor se reforzaba en el Caos y en el conocimiento del mundo de lo invisible como antes nunca había hecho. Elvira, una de las tutoras de la propia Dyra y sacerdotisa de la señora/señor Xiombarg del Caos, Reina de las espadas, había reforzado su poder, sus contactos y multiplicado por más de cien sus expectativas. Dyra fue tentada a ofrecerse a las intrigas de la ahora mas ambiciosa que nunca Elvira, pero también fue exhortada, aunque con tremenda pena, por el anciano maestro de la Orden de Zanath (el buen Dissam) a marcharse a seguir estudiando en Cadsandria, donde podría proseguir con sus estudios de todo tipo, materia mágica incluida en un ambiente menos cargado y libre que el que ahora Dhakos parecía ofrecer. Con pesar en su corazón y viendo el vuelo de alguno de los guardias alados de la reina por quizá última vez, deseando regresar un día no muy lejano a su exótica y colorista gran ciudad de Dhakos, Dyra partió... Hacia un nuevo y lejano mundo. Partió hacia Cadsandria.

Ugo, ya no lechugo:

Ugo había pasado. Había pasado a través de un muro pintado, donde se veía a alguien que se parecía de lo lindo a Rebner. Ugo había cruzado, con Can. Con Can y sus dineros, cuchillo de papá y andrajos, había cruzado aquella mierda... ¿A dónde? No importa, había cruzado y ya no podía más; tocaba descansar.
Ugo no pudo descansar mucho, porque tenía sed y hambre y aún tras comer restos de cierto extraño bote de metal y beber de un charco Can sintió mucho ruido a la vuelta de la calle y ya no era fácil descansar. Ugo se encontraba en una gran ciudad, al parecer, y dos tipos malandrosos acosaban a cuchillazos a un tercero, que se defendía como podía. Ugo no quería tomar parte en aquello pero terminó tirando piedras a la pareja de conechos que perturbada al tercero. Al final la cosa se calentó y Ugo terminó cortando cierta parte del cuello de uno de ellos con el cuchillo de su papá con lo que el tercer hombre, pequeño y orejudo, salvó su vida gracias a él. El hombre se presentó como “Zack el rata” y llevó a Ugo a su guarida, una suerte de tascucha llamada, al parecer “pasapabajo”.
Allí Ugo conoció a lo que parecían buenas gentes, o al menos, no malas. Un tal “Salvaje”, con tatuajes y poco pelo en la cabeza y mucho bajo la nariz, un gordo muy gordo al que llamaban “tísico”, un tirado en medio de la sala con aspecto tan repugnante como familiar para Ugo, un tipo con aspecto de malote (es decir, un tipo a secas, para Ugo) y cierta muchacha apetecible, entre otros. Como Zack se sentía muy agradecido a nuestro amigo pikaraydense invitó a este a saciar todo deseo que sus carnes tuviesen. Y Ugo se puso a saciarlos a conciencia y en todos los sentidos...
Tras saciarlos, fue conducido a un jergón relleno de paja vieja, semi podrida y quizá orinada alguna vez. Aquello era fantástico: Ugo durmió a pecho descubierto; como un rey (pero no como Cedric II!)


Ron Theoran, comercial oficial de quesos Theoran:

“Tan legal como cuajado, tan sabroso como salado”, pone en las cajas que contienen los ahora llamados “quesos Theoran” al menos por el padre de familia, Reed. Ron tiene ahora el encargo, misión y tarea de venderlos en Cadsandria, capital del próspero Argimiliar sin por lo menos perder cierto capital invertido (unos 10.000 bronces). Y aparte de eso, su padre le ha pedido ya de hombre a hombre y de padre a hijo que vaya con su hermano mayor, Vir, para ayudarse mutuamente y a ver si pueden acercarse un poco (el padre quiere que los hermanos se ayuden y lleven bien, lógico). Vir acude a Cadsandria con dos motivos: Primero debe de representar al templo de Goldar de Menii en toda transacción relativa a la expedición del “Delfín Dorado” y la más importante: Comprobar y negociar la petición de dos cuantiosos créditos al Banco Dorado por parte de un reciente culto local. Ron, a su vez, parte con la tarea y hobbie que acompaña por defecto a todo buen comerciante: Debe inspeccionar toda oportunidad de negocio que en Cadsandria se presente para él o su familia y para invertir en empresas particulares dispone de tres créditos, de 20.000 bronces cada uno, más el ingreso que el mismo Ron ha efectuado al vender y bastante bien vendida la pipa de hueso imposible obtenida en la Isla del Hechicero. Son tiempos de liberación, esperanzas y libertad mezclada con enfrentamiento para Ron Theoran, que muy posiblemente ha roto todo compromiso con Ober Clein y que ahora afronta un futuro mas impredecible que hace un mes pero lleno de posibilidades y libertad... La misma libertad e impredecibilidad que acompaña a la proa de cada barco que, haciendo sangrar espuma al glorioso mar, escribe cada camino sobre la senda de las olas...