Arthur & Mary Karen: "Wild At Heart"

Que diría David Lynch. Aquí iré añadiendo y/o apuntando cosillas sobre esa partida ambientada en el Boston de los años 20 , "The Roaring Twenties", que dicen en Youtube. Igualmente, invito a los jugadores de esta partida a apuntar lo que gusten aquí, que para eso está el foro. Tengo en mente ir escribiendo lo que ocurre en la misma a medida que se desarrolla, para que tanto los participantes como los "oyentes" podamos seguir mejor el hilo. Eso nos vendrá bien a todos, a mí el primero.

Cojonudo, la verdad. Ahora falta que Iván se anime a hacer lo mismo con su partida de Edad Oscura.

Arthur Willem Degroot Hollow nace un 23 de Octubre de 1.896 en Quincy (puede considerarse "Greater Boston" ya en la época).
Hijo de Bartholomeus Degroot y Adeline Hollow. Bartholomeus Degroot llega a Estados Unidos procedente de Amberes en 1.882 y contrae matrimonio con la joven Adeline, nativa de Boston, Massachusetts dos años después, en 1.884.
Avezado comerciante, Bartholomeus se especializa en la exportación de tabaco al viejo mundo y en beneficios como intermediario entre los empresarios manufactureros bostonianos. Y el primero de sus tres hijos, y de hecho el único varón fué Arthur, llamado así por expreso deseo de Adeline.
Educado a caballo entre lo que cabe esperar entre un culto y conservador bostoniano y un hijo avispado de mercader foráneo, Arthur aprende a reconocer el mundo tanto desde el interior de las buenas aulas de Quincy primero y la propia Harvard después, si bien cuando llega allí no lo hace con sus méritos como estudiante, sino como magnífico jugador de béisbol. El amigo Arthur apuntaba para los Red Sox a la edad de 17 años, y de hecho era el mejor pitcher del equipo juvenil. Con sus actuaciones y defensas de base, ganó mas puntos para formar parte del ínclito equipo de Harvard que con sus notas entre Quincy y otros institutos. Naturalmente, entre una vida de aprendizaje de la "gramática parda" de su padre y sus quehaceres, béisbol desenfrenado y paseítos, el buen Arthur no iba a ser el mejor estudiante de su graduación, pero tampoco era el peor de la clase.
Cosas de la vida, poco después de ingresar en Harvard y preparado para debutar en el equipo de los rojos calcetines Arthur se rompió todos los ligamentos interiores de su rodilla izquierda.
La vida de Arthur cambió para siempre esa tarde fatal. Para empezar, Arthur perdió todas las opciones que tenía de participar en las últimas escenas de la Gran Guerra, bajo el mando de Pershing. Y para continuar... Perdió bastante el rumbo, quizá. O quizá no.
Ah... Por cierto. Arthur también había sido engendrado por mujer, a diferencia de Macduff. Y qué adquirió de la dulce Adeline?
De la dulce Adeline adquirió lo que un buen hijo debería recibir de una buena madre cuando falta el padre. Cuando en 1.918 el pícaro Bartholomeus muere de infarto tratando de esquivar un automóvil en medio de la calle, Adeline enseña
a Arthur todo lo que ya le fue mostrando a su niño cuando éste era más niño, y no sólo adolescente: Los usos de la "Oui-Ja", la parapsicología aplicada, el cómo identificar psicoimágenes... Adeline estaba un tanto "abstraída" de más tras la pérdida de su valón... Y contagió a su hijo Arthur con el interés por todo lo "oculto", real o no. Los
superventas de Freud hicieron el resto.
Entre el morbo del deseo sexual inherente en toda la hasta hace no mucho puritana a ultranza clase de Nueva Inglaterra y la opinión radicalmente "pseudo científica" como poco de Freud, el austríaco había vendido toneladas de libros en la región y en todo el EEUU "frigidín". Arthur no se creyó gran cosa de lo que "vió" en su mamá, ni en lo que leyó sobre los "psicoanálisis" freudianos, pero sí advirtió que la ola crecía... Y que todo lo relacionado con lo espiritual o trascendente comenzaba a vivir una época dorada... Época que llegó, de hecho, en los locos años 20.
Huelga decir que el buen Arthur no se "dedicó" por entero a una vida como embaucador de ancianas añorantes de sus años de lozanía y de gentes catetas y falsas creyentes. El buen Arthur comerció, como lo hacía su papá... O de formas similares.
Y fracasó. Unas veces más, otras menos, pero... El éxito se le negaba al buen muchacho. Los amigos de papá ya no eran amigos de Degroot Jr.
Entre unas cosas y otras, entre ciertas depresiones y ansiedades bastante bien disimuladas, Arthur aprovecha el dinero
de Bartholomeus y la connivencia de su madre para conocer el país, al menos hasta el Idaho y vuelta. Arthur se convierte en un cruce entre todo un "Hustler" (sí, buscavidas) y un embaucador de tomo y lomo... Pero que al menos la mayor parte de las veces deja a sus clientes (o clientas) contentas, si bien cobrando algo más que el párroco local.
Tres cosas confluyen para que Arthur Degroot vaya a "buscarse a sí mismo" como tan horteramente se dice hoy en día recién atravesado 1.924: Su serie de fracasos y necesidad de alicientes en la vida, su nuevo y más que decente automóvil y por supuesto, la bella Mary Karen Watson. Juntos conocerán mundo, y serán, casi casi, unos Bonnie and Clyde "light".
Pero todas las cosas se acaban... Y tanto la voluntad estafadora de Arthur, como su éxito y clientela disminuyen, a la par del hartazgo en colaborar en ese tipo de vida de su novia, la bella Mary Karen, chica que garantiza sexo a Arthur cada noche desde 1.920 hasta ahora mismo... Hasta entonces casi era mejor pagar.
Adeline envejecía mal, el piso cercano a Elm Street estaba disponible para el buen Arthur, ya hecho un hombre... Y las ganas de recorrer país llegaban a su fín. Los particulares "locos años 20" de Arthur Willem Degroot parecían cerca de terminar. Debían terminar, seguramente... Para poder "parir" los "años confortables y sosegados" de Arthur Degroot.

“Esta noche, un minuto después de las doce, nacerá una nueva nación. El demonio de la bebida hace testamento. Se inicia una era de ideas claras y limpios modales. Los barrios bajos serán pronto cosa del pasado. Las cárceles y correccionales quedarán vacíos; los transformaremos en graneros y fábricas. Todos los hombres volverán a caminar erguidos, sonreirán todas las mujeres y reirán todos los niños. Se cerraron para siempre las puertas del infierno.”

Senador Volstead en el discurso pronunciado para anunciar la promulgación de la ‘Ley Seca’

Soy la encantadora Mary Karen. Por ahora no os puedo desvelar nada mas de mi. Solo deciros que soy la inseparable compañera de Arthur desde 1920. El fue mi salvacion.
Poco a poco os ire contando mas sobre mi vida.

A tres kilómetros de Arkham, siguiendo la oscura calle Aylesbury, hacia el Oeste, se divisa una casa sobre una colina pedregosa, habitada de mala gana por un musgo grisáceo. Ignorando la cuesta que conduce a la casa, subiendo por el cerro, el visitante podría entrar entonces en una pseudo aldea llamada “Moosburg”. Cuatro casuchas alrededor de una fuente de piedra, igualmente conquistada por el musgo gris característico de la zona. No se puede rodear esta fuente en un automóvil, ya que las húmedas casuchas se abalanzan hacia el anciano surtidor de tal modo que apenas hay un metro y medio de separación entre las viejas fachadas y la propia fuente.

El camino, pedregoso y miserable, muere poco más adelante, justo cuando el grisáceo musgo comienza a desaparecer de la vista… Allí podría este visitante imaginario llegar hasta cierta capilla.

La capilla de la “Iglesia de la Tercera Revelación”, de unos diez metros de altura, fue construida en una fecha difícil de concretar, quizá entre 1850 y 1870. Toda ella en madera y sin pilares de piedra en los que apoyarse… Fachada e interior en lo que en su día fue madera blanca y hace décadas ya que es negra, como madera de ataúd.

El musgo no aparece ni en el exterior ni en el interior de esta capilla moosburguesa, si bien el visitante atento que estudiase el estado de la iglesia con detenimiento no repararía sólo en el ennegrecimiento de la madera, sino también en cierto “efecto de corrosión” que puede apreciarse en ésta en diversos puntos, tanto en el exterior como en el interior de la misma; como si allí, en el templo en cuestión hubiese caído una lluvia ácida en el pasado. Lluvia ácida que podría haber limpiado el edificio del omnipresente musgo del resto del inmundo villorrio… Y que no ha caído, al parecer, en ningún otro edificio del mismo, aún siendo alguno de éstos de la misma edad que el templo.

En el oscuro altar de esta capilla, se halla un cristo, o algo similar. La figura, evidentemente tallada en madera, madera ésta casi carcomida por la edad (más antigua la estatua que la capilla misma) representa una figura humanoide aparentemente crucificada (o al menos con los brazos abiertos, ya que detrás de ellos no hay cruz) en gesto doliente. Apenas se aprecia el gesto, dada la tremenda corrosión a la que parece haber estado sometida esta figura en el pasado. Unido esto a la antigüedad de la madera y al nulo cuidado que se ha dado a la misma (nada de barniz en ningún sitio) el rostro es casi inapreciable. Sólo se aprecia lo que en su día fue o pretendió ser una boca en hiriente gesto de dolor.

En ésta “villa” sometida a la circunscripción de Arkham nace Mary Karen Watson, allá por el 24 de Septiembre de 1.901

Muy bien Jorge, como siempre impecable.

Magnifíco , toda una lección .

acogonanate soberbio, maravilloso; incluso diria mas preocupante jajaja.
quieres un poco de leña para tu hogera

No te salvarás lamiendo culos, biposeso. xD

La niña observaba a su madre: Esforzada, frotando con fuerza y continuidad aquella gran pastilla de jabón sobre las prendas de la familia y trataba, al modo de una niña de tres o cuatro años, de imitarla. Aún ahora, de camino a los 24 años de edad, siendo por tanto una mujer hecha y derecha casi podría recordar Mary Karen el frío tacto de las aguas del río Miskatonic en sus infantiles piececitos. Una y otra vez, la dulce Mary sumergía en las aguas inmediatas a la orilla las prendas poco coloridas y gastadas de su familia, los Querrey. Algunas de las pocas y breves sonrisas que la pequeña Mary podría apreciar en aquella época se las dirigía desde aquella plana piedra su madre, Mary Abigail Querrey (Mary Abigail Watson antes de su matrimonio).
Aquella lacónica mujer, Mary Abigail, trataba a la hermosa niña con gran afecto, y decía ser su madre, y como tal, sin duda, sentía a la pequeña Mary Karen, recibiendo la buena mujer un gran amor filial por parte de Mary Karen.
Jasper Querrey era el predicador de la villa ya antes de aquellos apacibles años, y tenía no sólo una mujer, sino tres: Eustacia, Dina y la propia Mary Abigail, la más joven de las mujeres que compartían lecho con "el Cordero" de Moosburg. ¡Quién lo hubiera dicho unos cincuenta años antes! En la minúscula pero anciana Moosburg se asentó un culto traído desde Pensilvania por honrados hombres de polvorientas botas: "La Sociedad de los Amigos", llamados entre ellos "Hijos de la luz" en sus orígenes, mejor conocidos al poco de asentarse como grupo como "cuáqueros". Nadie podría dar fé (nunca mejor dicho) de cuándo ni cómo llegaron, desde el suroeste los primeros o el primero de los "amigos" procedente de la selva de William Penn, pero llegaron, se asentaron, y construyeron su capilla, siendo ésta primera tan pequeña que actualmente no llegaría apenas a la mitad de altura de la "Iglesia de la Tercera Revelación", construida sobre sus cenizas.
Cuando Mary Karen nace, cierto día nublado de 1.901, ya tiene tres hermanos: Jasper, Lucio y Wido. Poco llamó la atención a la infantil y aún a la adolescente Mary Karen el hecho de ser única niña entre cuatro hermanos (o medio hermanos, muy posiblemente), si bien más fue llamando su atención, a medida que fue ganando en razón el curioso hecho de que a Jasper le faltaba el ojo izquierdo, limpiamente retirado y cicatrizado el hueco, a Lucio le faltaba el brazo derecho y a Wido le faltaba... Bueno, le faltaba el entendimiento... Y nunca le creció pelo en la parte izquierda superior de su cabeza, dónde lucía extrañamente calvo.
El "Cordero" (así era llamado por muchos de sus vecinos, dejando casi en rumores los ritos y costumbres cuáqueras originales) Jasper era hombre vigoroso, que acostumbraba a yacer con dos de sus tres esposas la misma noche, de carácter violento, de barba oscura como noche sin luna... Jasper Querrey no dejaba títere con cabeza en Moosburg, quizá de un modo menos figurado de lo habitual.
Una tarde de 1.914, Mary Karen regresaba de sus silenciosos rezos con varios vecinos en la capilla, al lado de su amiguete Phillip, sepulturero de Moosburg, cuando descubrió que uno de sus hermanos había, literalmente "desaparecido". Wido no estaba en casa, y esa misma noche la familia Querrey se concretó a la mesa en sus silenciosas plegarias sin su presencia. Ninguno de sus otros dos hermanos le comentó nada al respecto, si bien Lucio lloraba insistentemente y tenía la cara hinchada de los golpes que había recibido. Las tres mujeres, cenando en silencio aquella noche en otro lugar, una mesilla separada de la mesa, parecían desconectadas de la realidad; pálidas y ausentes.
Algo creció, en silencio, como en las plegarias de "los amigos" en el interior de Mary Karen: Un temor atávico, ya no a la siniestra y oscura figura de su padre, sino a algo más, algo inconocible e inescrutable, como los malditos y angostos caminos de Dios. Cruel Dios, mudo Dios... Salvaje y animalesco Dios... Cobarde y lejano Dios omnipotente.
Muchos sermones oyó Mary Karen en su vida: Algunos más que rudos golpes en su cara, por suerte no lo suficientemente fuertes como romperle algún pequeño hueso en ella. Mary Karen jamás discutía a su padre, jamás discutía al "Cordero"; cómo podría discutir al señor de la casa de la colina? Cómo podría replicar a quien nadie replicaba en Moosburg? El telégrafo o el automóvil no había llegado aún a Moosburg por la interferencia del barbudo predicador en el avance de las nuevas tecnologías. Cómo habría podido oponerse Mary Karen a lo que era normal y tan natural? Si se equivocaba, ella era la culpable, así que debía rezar en silencio en la sombría iglesia de la Tercera Revelación, de la que su padre hablaba a menudo, a voz en grito.
Una noche antes de cumplir los 19 años, sobre las 23:20 de un 23 de Septiembre, Mary Karen se marchó de casa, bajando poco a poco la cuesta del cerro donde se asentaba la casa de su señor padre, el "Cordero" de Moosburg, ignorando el frío y los ladridos de los perros, como hipnotizada, quizá hipnotizada por la libertad aún desconocida, Mary Karen huyó de la única y en cierto modo, más difícil forma posible dada su situación: Por voluntad propia.
Caminó y caminó, sin saber qué haría al siguiente paso, sin conocer del todo el motivo de su salida... Sólo caminó, sin prisas, sin pausas, sin desfallecer. Llegó a Arkham, donde hasta entonces apenas había estado en su vida, y sólo de paso... Siguió adelante, hacia el norte, atravesando un puente sobre su compañero de infancia, el río Miskatonic, que en ese punto, al igual que ella, se había hecho mayor. Seguía caminado, hermosa, helada, casi hipnotizada... Como una sonámbula... Seguía caminando, ya agotada, cuando apareció un Buick... Un coche negro y espacioso. Una voz suave y masculina la llamó, no por su nombre, pero la llamó... Arthur había aparecido en su vida, y con él, comenzaba a vivir de nuevo.

Viernes 12 de Mayo, Boston, Massachusetts:

Arthur y Mary Karen viven en un piso, propiedad (o no tanto) de la señora madre de Arthur Willem: Adeline Degroot. Una mañana, tras varios meses de calma, cierta monotonía y quizá no poco de enfriamiento entre ambos, Arthur se ducha y se marcha a sus asuntos, dejando a Mary Karen sola y pensativa. Ésta decide a su vez poco después irse a visitar a una vieja compañera de noches locas en Boston: Samantha, la más “descarada” de las que salían entonces con Mary Karen, frecuentando hombres y speakeasies.
Arthur conduce su Buick E-45 hasta el Boston Stock Exchange (el Wall Street local, vamos) donde se encuentra con “Spike” Stevens, “broker” y “apoderado” de más o menos confianza (tampoco demasiada); allí, Arthur supervisa el estado del índice Dow Jones, compra y vende una serie de acciones (destacan 45 dólares invertidos en la Boston Fox and Telephonics Co) y la venta de la mayor parte de sus activos de la American Telephone and Telegraph Corporation (At & T). Ambas arregladas con Spike. Arthur se interesa igualmente por el precio del crudo, ya que quizá le interese la compra y reventa de barriles. Spike queda en informarse al respecto. Arthur distingue a un señorito en conversación con Sanders, (socio y amiguete de Barry Day, directivo de la Boston Fox) en las salas acondicionadas para ello. Arthur interroga tanto a Spike como al propio Sanders al respecto, oliéndose un negocio u oportunidad, pero no saca nada en claro. Persigue de modo no demasiado discreto a los ocupados negociantes hasta el “Globe Cafe”, casi al final de la calle, local bien conocido tanto por perseguidos como por perseguidor.
Mary Karen, a su vez, llega a los “tenements” donde Samantha vivía con Kevin, su último novio. En un edificio más desconchado e inapropiado para una dama de lo que Mary recordaba, nuestra protagonista se encuentra con una Samantha en mal aspecto. La habitación está tan sucia como el resto del edificio, y Samantha parece más despersonalizada y estúpida de lo habitual o esperable en ella. Le habla de un tal “Rico” con el que vive ahora. Éste tal “Rico” llega poco después, para disgusto de Mary Karen. El tipo en cuestión parece ser un elemento de mucho cuidado: Mala pinta, dice llevar un par de dudosos negocios en la zona sur del puerto del río Charles (entre ellos el Red Hake, donde actúa la propia Samantha) y se interesa mucho por la bella Mary Karen. Después de no pocas preguntas, varias ofertas y un mal rato, Rico le exige a Mary Karen que salga de su piso, ya que él lo paga y manda en su casa (aunque el casero no opina lo mismo sobre lo primero). Una Mary Karen asustada se marcha de allí cagando leches, si bien antes trata sin éxito de interrogar al anciano casero sobre la actual situación de su amiga y del piso que habita.
Espantada y casi lívida, Mary Karen corre a buscar a Arthur al centro de la ciudad… Lo busca en el Boston Stock Exchange, donde se encuentra con el broker de ambos. Spike le explica que acaba de salir por la puerta, dirección Schollary Street, a la caza de unos caballeros. El propio Spike, galante, acompaña a la bella Mary Karen hasta el "Globe Cafe", donde Mary reconoce la espalda de Arthur.
Justo cuando Arthur pensaba tomar posiciones para espiar a sus perseguidos, que acaban de sentarse detrás de biombos para beber whisky y cerrar negocios, aparece Mary Karen, frustrando sus expectativas.
Los siguientes cuarenta minutos una excitada Mary Karen explica a su amado lo que le acaba de ocurrir, y el actual estado de Samantha. Tras un “era de esperar” por parte de Arthur, éste trata de calmarla, proponiendo de nuevo a Mary Karen un “cambio de vida” para no seguir el tortuoso camino de su amiga, y tal.
Tras muchos dimes y diretes, un whisky cola camuflado y un poco de escándalo, la pintoresca pareja se marcha a su piso entre Elm Street y Bridge, a “reconciliarse”.
Allí continúan los dimes y diretes entre diversos actos de amor, bien ejecutados pero faltos de algo de pasión para la fogosa Mary Karen. Arthur busca el anillo de prometida de su madre, no lo encuentra pero propone de todos modos matrimonio a su pareja. Tras no pocas dudas por parte de Mary Karen e incluso un par de negativas poco esperadas por el buen Arthur, nuestro príncipe azul se cuelga de la ventana de su cuarto piso y amenaza a Mary Karen de que, en caso de que ella no acepte casarse con él… Se tirará al vacío!!
Mary Karen acepta, se abrazan y demás, no sin que quede cierto resquemor en el interior de ella, algo que la sigue mosqueando…
Arthur, que había quedado antes con Barry Day y esposa en citarse al día siguiente con Mary en su casa para comer y tomar té con pastas, sale a comprar un buen ramo de flores: Rosas y amapolas. Regresa con él, y reconquista (por ahora, a Mary Karen…)

Navegando por internet, he encontrado una foto que me gusta para que os hagais una imagen de Arthur. De sus buenos tiempos, de la vida con papá y mamá, sin preocuparse por nada...



(Alguien adivina de quién es realmente la foto, por 20 frikipuntos?)

Ya te gustaría ser Gatsby. En mi "concepción" de Arthur lo veo como un tipo bien proporcionado, pero no dotado de un atractivo llamativo, si bien sabe "atraer" la atención cuando es necesario. Fuma con cierto estilo, no lleva bigote y se calza el sombrero con una clase parsimoniosa. La próxima vez que nos veamos definiremos mejor el aspecto físico del personaje.

Vamos allá con un resumen hiper-reducido (Santo remedio):

Arthur y Mary Karen acuden a la comida en la casa de los Day (Barry y Joan). Arthur lo hace con la idea de anunciar su compromiso con la bella Mary Karen ante el socio mayoritario de la Boston Fox. En un edificio hermoso pero no excesivamente ostentoso vive la familia Day, en un piso grande y lujoso ya en suficiencia. En la comida se disponen entremeses fríos anticipando un pavo relleno bañado en brandy (en efecto, Barry es “húmedo” todavía en sus costumbres fiesteras y concepción) acompañado de vinito francés (viva la importación ilegal en la casa del pudiente). Arthur anuncia, al fin, su compromiso con Mary Karen y ésta, embriagada en el amor (quizá no sólo en el amor) que siente hacia el galán que la sacó de su antigua vida, acepta y ratifica el compromiso. Brindis y vítores, pues…

Y cuando Arthur Willem Degroot ya casi paladeaba su nueva vida… Cuando por fin podía casi notar un recio asiento bajo sus cuartos traseros… Ya con Barry Day sellando con su palabra ya no la incorporación a la Boston Fox sino al gigante en ciernes de la AT&T! dada la absorción de la local Boston Fox por ésta compañía (negocio que Arthur no pudo llegar a descubrir antes de vender muchas de sus acciones de esta compañía)… Cuando Arthur, en suma, se sentía como un “pequeño Barry” en potencia (hombre rico y respetado con mujer ropero y amantes variadas)… Algo extraño ocurrió.

Joan, la también bella y “correctísima” esposa de Barry se había llevado a una contrariada Mary Karen para dejar a su marido a Arthur hablando de “cosas de hombres” y Barry recurrió a un exquisito y prohibidísimo “Lagavulin” escocés para ganar agallas… Había algo que le tenía que pedir a Arthur que se le atragantaba en la garganta… Algo vergonzoso… Algo difícil.

Barry había adquirido una casa… No importaba mucho porqué motivo. Al parecer, la casa en cuestión debía de haberle costado un dinero, dada su situación en pleno centro de Boston… La finca Corbitt. Barry, al igual que otros de su círculo sabían del pasado como camelador del buen Arthur y le planteó entre trago y trago de “scotch” que pasase unos días en esta finca… Sólo para saber que no pasaba nada… Que todo iba bien.

Arthur aceptó. Qué podía hacer? Aceptó pasarse sobre el Lunes por la susodicha finca y pasarse unos días y unas noches allí, sin más. Casas “encantadas”… Es lo que le faltaba a Arthur en este momento de su vida… Justo cuando parecía asentarse, exactamente la persona que parecía el escalón definitivo a su nueva vida le envía… A su antigua vida!

Arthur pasa, pues, el fin de semana con Mary Karen a expensas de convencerla de lo que debe hacer con o sin ella, sin que ella renuncie, de repente a su recién adquirido compromiso. El Sábado tienen de las buenas y de las malas, y es difícil para Arthur… Pero termina bien, aunque es Mary Karen la que tiene que pagar en el “Cheyenne Jazz Club”, y se quedan ambos pelados para el domingo.

El domingo por la tarde comienza un nuevo día… De un futuro imprevisible. Pero… Qué puede pasar? Nada debería impedir que Arthur consiguiese, con o sin supersticiones inesperadas, su nueva y merecida vida.

Pasado, pasado, pasado, el Domingo ya ha pasado
La noche se ha llevado, o quizás no, lo recordado?

Y qué pasó el Domingo que pueda y deba ser mentado?

El Domingo al medio día la pareja ha despertado
No tienen apenas dinero y el apetito es el justo
Mary Karen no sale del estado de disgusto
Se han marchado al D´angelo, a tomar la "colazione"
Mary Karen está triste, pero tampoco toca los "cohone"

Dónde fueron por la tarde, tras degustar los "antipasti"?

Nuestra risueña pareja se fué, al fín, a visitar la finca Corbitt

La finca es tan siniestra como cabe imaginar
Si bien no es tanta cosa como en pelis de la "Hammer"
Mary Karen siente frío, un frío antinatura
Queda para más tarde el roce de la locura
Las vírgenes abundan, y hay un gran espejo en el salón
No vacila Arthur en su hombría, ni arriesga aún su cordura
El espejo es grande y antiguo, de incalificable factura
Mary Karen se quiere marchar, y Arthur la lleva a casa
Allí se desnuda y se acuesta, ya no dice ni palabra

Arthur no está tranquilo del todo, llama a Barry en un instante
Le pide, que a ser posible, se instale un lecho en la vieja finca
Barry accede sin problemas, y envía a cierta compañía
Los dos empleados instalan, la improvisada cama
Arthur examina mientras lo que resta de la casa

Qué encuentra?
Qué encuentra?
Qué encuentra?

Poco o nada, o casi nada...

Dentro del armario de aquel trastero, en la planta baja, rompiendo las podridas tablas que mantienen el armario cerrado
Cerrado a la luz, cerrado a la calidez, cerrado a todo. No hay luz en su interior. Sólo cuerdas y viejos libros manuscritos
Arthur abrió esa puerta. Y se los llevó!!

Los empleados seguían montando la cama en el salón, reflejándose en el lago del espejo

Arthur Willem subió también al ático... El "pentjaus" de aquellas gentes
Había ciertos escritos en el suelo. No contenían nada comprensible y/o utilizable

"Ïa Yog-Sothoth, Ïa Shub-Niggurath, Ïa Ïa Yog-Sothoth, YOG SOTHOTH"

La cama para la valiente pareja quedó instalada. Mary Karen aguardaba en el piso. Arthur se llevó con él los libros, para repasarlos en casa. Mañana regresarían. Los dos juntos lo harían.

Y las luces del pasillo, en el piso superior de la finca Corbitt...

Arthur se las dejó ENCENDIDAS
Las luces quedaron ENCENDIDAS
Has dejado las luces ENCENDIDAS
En medio de la noche, sin nadie que las observase, sobre el abandonado jardín...






Se quedaron encendidas.

Arthur Willem Degroot vió y oyó cosas que hasta el momento consideraba imposibles. Se enfrentó al misterio de la finca Corbitt a solas, y tuvo que parar para digerir lo presenciado. Se marchó, tras una hora y media que se le hizo eterna. Dejó todas las luces encendidas y se retiró a su piso, hallándose en soledad también al entrar.
Apenas tuvo tiempo de meditar más. No pudo asimilar el resto tan pronto.

Arthur salió de su piso en la esquina entre Elm St y Brige con la intención de cogerse una borrachera monumental.